Yuri rozen maiden fanfic

Es feo, pero buenom, nose.

-¡Ven acá, pequeña Hinaichigo desu! De mi no te escaparás otra vez…

Una larga melena castaña cruzó velozmente por el pasillo de la casa, y llegó hasta el comedor de forma elegante y atrevida al mismo tiempo. Sus manos tomaron por sorpresa a la ojiverde, que trató de safarse del ataque, pero no pudo hacer nada para evitar un terrible coscorrón en plena cabeza. Y, llorando, corrió hacia los brazos de Jun, quien miraba la televisión junto a la rubia Shinku…
Y, con cierta frustración, recibió a la pequeña en la mejor parte del programa.

-Suiseiseki… ¡¿No quieres dejarla en paz por unos minutos?! Ya estoy harto de tener que consolarla después de tus ataques de…

La aludida dejó escapar un bufido para nada amable. Miró de soslayo al chico, y haciendo pucheros, se le acercó rápido para darle un fuerte pisotón, como solía hacer cada vez que éste la provocaba.

-¿Pero qué de…? ¡AUCH!-Gritó Jun con dolor, pegando un salto extraordinario para luego caer en el piso de espaldas. Perdiendo la paciencia, y en un desesperado intento de venganza, le lanzó a la castaña el control de la tele (el que ésta esquivó con agilidad) y, finalmente, dándose por vencido, se sobó el pie adolorido con fastidio. Hinaichigo voló también por los aires, pero a diferencia del pelinegro, parecía disfrutarlo…

De hecho, sonreía como nunca.

-¡Wiii!

-¡Ah! Humano, que pocos reflejos y modales tienes, desu-exclamó la muñeca del vestido largo y verde con desdén- ¡No recuerdo que Shinku y yo te educáramos de esa forma tan grosera desu!

La ojiazul no dio señales de aprobación, pero dejó escapar un gruñido de desagrado al ver que Jun se preparaba para responder.

-¡Silencio! ¡Les ordeno a todos que se callen! ¿No ven que no me permiten escuchar ninguna frase de mi querido Kun-kun, da-wa?-musitó una Shinku amenazante-Ah, por cierto, Jun…ya es hora de mi té de las cinco. Tráemelo ahora mismo. Y recuerda; el agua se sirve a 95º de temperatura, no a 120º como la otra vez…

-¡Ag, Muñeca del demonio! ¡Tú no tienes derecho a mandonearme ni a nada!

La rubia lo miró amenazante antes de lanzarle un cojín directo en la cara.

Justo en ese momento de tensión, apareció por la puerta una chica vestida de hombre que miraba a todos con cierta extrañeza. Suiseiseki corrió al encuentro de su hermana gemela, y la abrazó con fuerza y cariño contra su pecho.

-Muy bien, iré a preparar té, ya que llegó otra visita más…

-¡Donde te habías metido, Souseiseki desu!-Preguntó Suiseiseki preocupada, y le dio otro pisotón al chico cuando éste pasó por su lado. La aludida desvió la mirada de esos ambiguos ojos de su hermana, cuyo brillo lleno de vida y picardía le producían nervios en el estómago.

Y lo peor es que aún no lo comprendía del todo.

-¿Pasa algo malo desu…?

-No, no es nada, Suiseiseki-Trató de sonreírle, pero lo único que consiguió fue una mueca desagradable hasta para la castaña.

-¿Sabes que es lo que más detesto de tus gestos desu? Es darme cuenta que me estás mintiendo…Y no entiendo por qué, desu…Pero si no quieres decirme lo comprendo.

Suiseiseki miró al piso con tristeza, y se apartó de Souseiseki lentamente hasta llegar a Hinaichigo y desahogarse con ella.

Shinku tuvo la suerte de escuchar toda la conversación, que para su extrañeza, fue realizada en un tono más bien bajo, como si no quisieran que nadie las oyera. Llegó a la conclusión de que algo no estaba bien entre ambas hermanas, y decidió tratar de solucionarlo. Claro, quién mejor que ella…
Pasó inadvertida por el lado de Hinaichigo (que lloraba otra vez) y se acercó con sigilo a la cuarta rozen maiden, que aún no lograba reponerse del todo.

-Ven, nosotras tenemos que hablar…Souseiseki.

El tono que empleó no se parecía en nada al suyo, y se sorprendió mucho, porque nunca se había escuchado tan humana con alguien…aparte de Jun en sus momentos de profunda apatía.

-No te preocupes, Shinku. Todo está a la perfección, aunque nosotras no lo seamos…

-Pero… ¿Qué dices?-preguntó alarmada.- ¿Qué tiene que ver eso con…?

Y señaló a la castaña con un gesto de su cara.

-No sé…he estado meditando mucho…y no entiendo nada.

-Bueno…así me dejas más confundida que antes…-dijo tratando de ser amable.-Ustedes dos ya casi ni se hablan… ¿Sucedió algo malo?-insistió casi desesperada.

-Ya…esta bien. Pero no sé lo que me digas al final de mi relato…Ah, y por cierto, ninguna palabra de esto con mi hermana por favor…ella no sabe nada aún.

-Prometido.

Ambas muñecas cruzaron la puerta de la entrada al comedor, para dirigirse a algún lugar mas privado, que resultó ser la habitación del espejo. Se ocultaron entre unas cajas llenas de basura antigua, y cada una escogió un asiento cualquiera.

-Ahora dime, creo que hasta Jun podría darse cuenta de lo que pasa. Y eso me da miedo.

Souseiseki sonrió.

-Shinku, no sé como te lo tomes…pero yo…ya no quiero estar cerca de Suiseiseki.

La rubia casi se desmayó de la impresión. No podía dar crédito a las palabras de su hermana mayor…Simplemente no podía.
Tragó saliva antes de continuar.

-Supongo que será por un buen motivo…no creo que digas tan segura que ya no deseas estar con Suiseiseki. Oh, perdona…tienes una araña en el hombro…

Y con la mano apartó al arácnido, que poco le importó a Souseiseki.
-Oh…gracias, Shinku.-dijo con un poco de indiferencia-Este…-no tenía planeado conversar de esto con la ojiazul, pero ya estaba metida en un lío si le decía un “no” como respuesta.-Seré franca…ya no siento lo mismo por mi hermana…

Hubo un breve silencio; ambas se miraron a los ojos buscando respuestas y encontrando más interrogantes a resolver.

-¿Eso quiere decir que la odias?-preguntó Shinku aventurera.

-No…todo…todo lo contrario…

-¡Shinku! ¡Souseiseki! ¿Dónde se metieron ahora? Ven o tu té se enfriará…yo ni loco lo preparo de nuevo…

Jun gritaba como loco por toda la casa en busca de su muñeca perdida. Traía el té sobre una bandejita de plata fina, y por detrás iban Suiseiseki y Hinaichigo, también preocupadas.

-¡Dónde estás Shinku!-gritó Hina con su vocecita chillona y alegre, que sacó de sus casillas a la castaña.

-Ay Hina cállate desu… ¡Souseisekiiiiiiiiii!-ésta chilló más fuerte para hacerse escuchar entre todo ese griterío.-Ven, te serví un rico trozo de pastel desu…pero tenemos que compartirlo eso sí, porque estoy segura que a Shinku le molestará no tener uno para ella sola…

Y como por inercia, Souseiseki se levantó bruscamente de su “cómodo” asiento para marcharse lo antes posible de ese lugar. Se despidió con un ademán de Shinku, y dirigió la vista al espejo sin prestarle mucha atención a lo que le rodeaba.

-¡Hey espera! Nosotras dos no hemos terminado de hab…

Pero ya era demasiado tarde. La chica de sombrerito atravesó el espejo, y ya nadie más supo de ella.

Para cuando el trío encontró a Shinku ya eran más de las seis y media. La rubia no quiso salir de su escondite, y hasta las ganas de beber un sorbo de té se le habían esfumado como el polvo al viento.
Quería ayudar a Souseiseki, pero…esa última frase antes de irse la impactó y le quitó las palabras de la boca…
Dejó que una expresión de desconcierto pasara por sus hermosas facciones, y quizás, en este mismo instante, estaría pensando en lo mismo que la medio pelirroja…

-“¿Acaso era mucho mas que amor de hermanas?”